Gobierno de rio negro
Entrevistas

"Un lobo estepario lo es incluso en Patagonia"

El poeta viedmense Alberto Fritz se abre a la conversación y, con la precisión inherente a su oficio, recorre diversos momentos de su experiencia literaria.

Fecha: 25 de octubre de 2022
Nito Fritz falleció en agosto de 2022 a los 60 años de edad.Crédito: Gentileza

Por Sebastián Carapezza

Lo llamo. Atiende al tercer ring. Me presento y le cuento que desde el FER estamos comenzando un ciclo de entrevistas llamado Somos, con la idea de visibilizar a autorxs rionegrinxs, sus miradas, sus obras. La charla continúa; conversamos (casi obligadamente) del clima, y de amigos en común que viven en alguno de los dos extremos de esta provincia, entre los 825 kilómetros que separan a Bariloche de Viedma por la (delgada) Línea Sur.

A veces habla rápido y otras pausado, tomándose su tiempo. Dice una cosa y vuelve a pensar. Pero no es pensar, es más bien buscar adentro. Me cuenta que está paseando en el malecón, a la vera del río Negro, y lo imagino como en una escena cinématográfica, caminando y contemplando la puesta del sol en un lugar y un instante exacto.

Pregunto si sabe por qué es el primer entrevistado del ciclo. Se ríe. Dice que no se imagina. Sospecho -aún sin conocerlo- que debe ser un tipo humilde, un laburante. Lo digo en voz alta y le pregunto de qué manera se definiría como autor. “Como alguien curioso, un explorador, un viajero. Una especie de astronauta en el espacio sideral de las palabras”, confiesa.

Se hace inevitable la pregunta sobre sus inicios en la escritura.

“Lo que escribo, tuvo en sus inicios directa relación con la música y específicamente con el rock. A los trece años un amigo me hizo escuchar un disco de los Beatles; yo venía de una casa en la que se escuchaba milonga y tango, así que fue como una explosión escucharlos; había unas letras traducidas, muy simples. Le comenté a mi amigo que no debía ser tan difícil escribir. No sabía en qué me metía. Ahí apareció la poesía, hasta hoy. Y claro también las lecturas propias de esa época: Hesse, los escritores ligados al movimiento contracultural de los años 60, los de Mayo del 68, los surrealistas, etc”.

Lo que sigue es una transcripción de nuestras conversaciones, mantenidas por teléfono y vía email, en diálogo con las inevitables reflexiones a las que invitan sus palabras.

Nombrás a Herman Hesse como una influencia insoslayable ¿Crees que el lobo estepario podría ser patagónico, aunque su autor lo describa desde Alemania?

Leí durante la adolescencia toda la obra de Hesse. Me marcó una situación de ese libro: un momento en el cual el personaje que vive alquilando lugares burgueses para vivir y escribir, se sienta en un escalón de la vivienda, siente una especie de paz momentánea, el olor de la comida de la familia que lo acoge y sabe también que será un extranjero para siempre de esa clase social. Un lobo estepario lo es incluso en Patagonia.

*

Viedma, esa añeja capital fundada en 1779, que amagó décadas atrás con convertirse en capital nacional, con sus 80 mil habitantes, todavía alberga lugares y recodos hermosos que habitan en sus parques, en sus fachadas históricas pero sobre todo en sus paseos que dan al río o tienen olor a mar. A un puñado de kilómetros de su casco histórico, la inmensidad del paisaje, sea estepa o valle todavía persiste y se impone. Allí es donde vive y siente Fritz.

Le pregunto de qué manera la geografía y el clima inciden, definen y se incluyen en sus obras. “Uno es el paisaje”, contesta acudiendo a una frase aprehendida; después reflexiona en primera persona: “entonces el paisaje deja de ser algo exterior, y ahí la literatura deja de ser mera descripción y se convierte en una energía que posibilita una mirada diferente. Creo que la literatura patagónica está marcada por el aluvión de las muchas voces que tiene, todas ellas diferentes. El denominador común puede que se refleje en las diferencias de esas voces”.

*

EL LUGAR MÁS ILUMINADO

Fritz nació hace casi seis décadas en Viedma, presenció los cambios de esta ciudad en carne propia, sin metáforas ni tiempos indefinidos. Allí es actualmente docente y coordinador de talleres de lectura y escritura. También dirigió revistas y antologías de la región, periódicos culturales y sitios digitales.

Es desde esta ciudad, separada tan solo por el río de la bonaerense Carmen de Patagones, que escribió buena parte de sus nueve libros, incluido el editado por el Fondo Editorial Rionegrino en 2006: “El lugar más iluminado”. En relación a este título rememora que una vez en su casa, “una amiga dijo algo sobre la luz, e hizo hincapié en la luz natural que ingresaba a la sala donde estábamos. Me dio un título para un libro que años después tomó forma por la sola inquietud de indagar sobre la luminosidad del mundo; así que cada poema de ese libro intenta dar una respuesta sobre los distintos momentos en que la luz nos habita, nos habla, cambia el espacio en el que vivimos, nos transforma”.

“El lugar más iluminado” contiene un poema que evoca profundamente a las Islas Malvinas. Por la edad que acusa Fritz y la cercanía con el Atlántico Sur, imagino que Malvinas no es solo un lugar geográfico ni un mero nombre de mujer. Y él lo confirma: “Es un tema que me interpela porque soy parte de esa generación. Aunque no fui a la guerra, muchos amigos sí; en el poema que haces mención un muchacho muere en las islas imaginando que muere a orillas del río de su pueblo. Esa lejanía y esa muerte, que no fueron físicas por el azar, continúan interpelándome”.

¿Cómo fue tu experiencia de haber editado en el FER? ¿Qué significancias tiene en términos socioculturales un organismo de esta naturaleza?

Dos de mis libros salieron editados por el Fondo Editorial Rionegrino: “Los juegos menores” en 1989 y “El lugar más iluminado” en 2006. Supuso para mí dar a conocer libros diferentes en distintos momentos de mi vida. En ese sentido, el FER, pese a haber transitado las crisis económicas del país, es una política pública que se ha mantenido en el tiempo. Creo que a nivel provincial ha sido la única. Sin la existencia del fondo editorial hoy no conoceríamos muchas de las obras de autores rionegrinos.

Mencionás a las diferentes crisis que ha vivido el país. ¿Cómo creés que se filtra en las futuras obras un hecho social histórico tan marcado como esta pandemia?

Creo que vivimos un fin de ciclo del capitalismo tal como lo conocemos. Todos quieren volver a una normalidad que considero será imposible si no logramos otro modo de relación con el planeta. Los textos que se están escribiendo puede que estén hablando de eso, o al menos deberían. No tenemos mucho tiempo aquí como especie si no damos un giro de 360 grados. Hace unos años escribí un poema, que tal vez nos acerque a este tema, se titula Ciprés:

Poemas
llegan tarde
este año.
Son más rápidas
las noticias del mundo
en la casa.
Y a solas
entre flores
cumple años
el ciprés.
No lo cortes
déjalo en su asilo de pensamiento
en su borde de agua
en su claridad y su noche.

Me parece que si pudiéramos ver a ese árbol, aunque fuera el último sobre la tierra, y no nos ganara el fantasma del capitalismo, conversáramos con él viéndolo como un ser y no como una mercancía, tendríamos una posibilidad de supervivencia.

PALABRAS QUE TRANSMUTAN MUNDOS

En tu poema Rimbaud decís: “hubo alguna vez un poema sin color alguno”. ¿Cómo es tu proceso creativo?

Yo jugaba con el soneto de Rimbaud, sobre las vocales. Intentaba dar una respuesta a ese poema en particular, por eso esa línea de que quizá podamos pensar o escribir un poema sin color alguno, no un poema neutro, sino uno como totalidad, pero eso siempre conduce al fracaso. El proceso creativo, en mi caso es algo espontáneo. Después que el poema llegó, vienen las correcciones, pensar al poema desde distintos lugares, darle una forma que casi nunca deja de ser un borrador y esa imposibilidad lleva siempre a la escritura de nuevos poemas.

¿Dónde empieza un poema?, me pregunto, pero más me inquieta saber si en la búsqueda de esos nuevos textos, el poeta piensa en quién lo lee, en “buscar una palabra que transmute al lector”, como dice Fritz en su poema “Horacio”. Conciso responde: “No pienso nunca en un lector particular, aunque sí a uno le gustaría conmover a un lector imaginario, como le ha ocurrido a uno mismo al encontrarse con escritores que movieron el mundo que habitábamos”.

¿Cómo ves nuestra poesía, su calidad, su diversidad, en relación a los países de la región?

Pienso en algunos poetas que por su obra podrían dar una respuesta a esta pregunta: Diana Bellesi, Alberto Girri, Hugo Padeletti, Susana Thénon, Jorge Luis Borges. La lista podría ser más extensa, pero ellos creo que reflejan lo mejor de nuestra poesía. A su vez me interesa leer a los autores de la Patagonia, descubrir a las nuevas generaciones. Esas lecturas y encuentros posibilitan que uno no viva ensimismado en su escritura. Es que los escritores más jóvenes proponen temas que hablan del mundo de otra manera.

¿Qué obras literarias rionegrinas creés imprescindibles? ¿Qué libros regionales seleccionarías para este otoño patagónico?

Cordelia en Guatemala de Graciela Cros, La mantita de Marcela Saracho, La escuela de las aves de Ramón Minieri. Por otro lado para este otoño recomendaría: Poemas del aire de Liliana Campazzo, Pisagua de Silvia Castro y Ciervas de Andrea Testarmata; y Por senderos no pisados, la nueva antología que editó hace muy poco el Fer, porque ahí hay voces nuevas con una potencia increíble.

*

“Nito” Fritz es un poeta profundo y observador. Solo hace falta estar sensibles y atentxs a sus versos que llegan como el viento patagónico. Sus planes literarios a mediano plazo traen aire fresco para sus ávidxs lectorxs: “Terminé dos nuevos libros de poemas durante 2020 y un libro para niños. La pandemia me dio esa posibilidad, el encierro, que para los escritores no es algo nuevo. El libro para niños, me abrió a una nueva exploración. En eso estoy”.

*

EL POEMA EN EL POEMA

Otro poema
me ayuda a terminar ese poema
en el que la luz es el centro.
Palabras de una galaxia aún no descubierta.
Allí giran planetas,
despuntan nebulosas, firmamentos,
ciudades enteras viven y mueren,
hombres y mujeres se entregan al cansancio del amor.
La palabra es así iluminación,
columna vertebral,
centro de gravedad,
aire,
pero sobre todo deseo
sobre todo deseo.
Pese a lo que diga el buda,
suspendido en su nada proteica
de risa y polvo.


BIBLIOGRAFÍA

La obra de Nito Fritz ha sido publicada en revistas y antologías de la región patagónica, del país y del exterior. Editó la revista digital Revuelto Magallanes, junto a Cristian Aliaga, dirigió entre 1989-1995, el periódico mural de poesía: Cavernícolas y, en 1997 el periódico cultural: El Río Invisible. Ha publicado los libros de poesía: Animal sumergido (1989), Los juegos menores (1991), Ecología del amor (2001), Fragmentos de un diario de mar (2001), El lugar más iluminado (2006), Lo que queda del alba (2017), La canción de Tiresias (2017), Ahí, detrás (2018) y, Vienen de las islas (2019). Por este último libro le fue otorgado el Tercer Premio Nacional de Poesía del Fondo Nacional de las Artes, en 2018

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